Aditivos por Accidente


Aditivos por Accidente


Alrededor de 10,000 sustancias de una u otra manera se introducen en los alimentos, ya sea durante el cultivo, el procesamiento y el empacado. Algunos de los aditivos que llegan a los alimentos de manera accidental representan una mayor amenaza para la salud que los conservadores u otros aditivos durante su procesamiento.

Algunos alimentos, por ejemplo, contienen cantidades minúsculas de pesticidas que se rocían a las plantas o se aplican al suelo. Los contaminantes ambientales en los alimentos, como los PCB, el mercurio y el plomo son dañinos si se ingieren en cantidades grandes.

A veces, las reacciones alérgicas se atribuyen a los alimentos o a los aditivos añadidos a los alimentos, pero en realidad es un aditivo accidental el causante. Por ejemplo, una persona que nunca ha tenido una alergia alimentaria puede presentar urticaria después de beber leche. En algunos casos, los especialistas en alergias han encontrado que los síntomas se deben a la penicilina en lugar de la leche.

¿Cómo llega este antibiótico a la leche? La mastitis, una enfermedad común en las vacas, se trata con penicilina inyectada directamente en la ubre. Las cantidades pequeñas de antibiótico que pasan a la leche por lo general no son dañinas para la mayoría de las personas, solo para las que son alérgicas al medicamento.

Proceder con Prudencia con los Aditivos




Si bien los beneficios de la mayoría de los aditivos de alimentos sobrepasan los riesgos potenciales, se debe actuar con prudencia y moderación en su uso, y algunos pueden evitarse por completo. Una persona preocupada por los colorantes artificiales (especialmente el amarillo No 5, o tartrazina, que puede causar urticaria o ataques de asma) generalmente puede comprar productos naturales, tales como las naranjas sin teñir, que suelen tener manchas pardas y un color amarillo pálido verdoso.

La fruta natural no se verá tan atractiva como las que se han tratado con colorantes, pero sabrán tan buenas, o incluso mejor, ya que se les ha dejado en el árbol más tiempo para que maduren. Algunos aditivos presentan problemas para las personas con ciertos trastornos médicos. Quienes tienen hipertensión arterial o cualquier padecimiento que requiera un consumo bajo de sal en la dieta deben leer las etiquetas de todos los productos procesados para saber si el sodio está incluido entre los ingredientes.

Asimismo, las personas que tratan de reducir su consumo de azúcar deben verificar si se ha añadido, entre otros, lactosa, sacarosa, glucosa, maltosa, fructosa o miel, pues todos son una forma de azúcar.

Quienes hayan heredado la tendencia a retener hierro de manera excesiva, padecimiento llamado hemocromatosis, deben evitar los alimentos enriquecidos con hierro, como los panes, los cereales y otros productos. Los sulfitos, usados para conservar el color de las frutas secas y para prevenir el crecimiento de microorganismos en alimentos fermentados, como el vino, son seguros para la mayoría de la población.

Sin embargo, algunas personas susceptibles han presentado insuficiencia respiratoria o ataques de asma severos después de que han estado expuestas a los sulfitos. En 1986, la FDA prohibió el uso de estas sustancias en frutas y verduras frescas (con excepción de las papas).

En algunos casos los aditivos se han añadido en exceso, principalmente en los cereales altamente enriquecidos. No es realista esperar que un plato de cereal proporcione el 100% de la ración diaria recomendada para una docena o más de vitaminas y minerales; un cereal con contenido alto de fibra de grano integral es tan saludable como los enriquecidos, pero es posible que cueste menos.

El calcio se agrega ahora al jugo de naranja, los cereales, el pan y otros muchos alimentos. Estos productos pueden hacer bien a una persona que quiera evitar la leche y otros alimentos con un alto contenido natural de calcio, pero en realidad pueden ser dañinos para otros.

Los alimentos conservados y procesados tienen más aditivos que sus contrapartes los alimentos frescos. La carne, las aves y el pescado frescos no contienen nitratos u otros conservadores que se encuentran normalmente en las carnes procesadas.

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